En el norte de Santa Fe existe un grupo de personas aventureras… Este
artículo es un humilde agradecimiento a aquellas mujeres y hombres que marcan
camino.
En una red
social tenemos un grupo que se llama Canotaje Aventura, por esas razones de la
vida a las personas con similares gustos se aglomeran de alguna manera. En este
hobby ni siquiera todos son habitué de las mismas disciplinas. Ya que, en este
caso, el canotaje es practicado por gente que posee tanto kayaks como piraguas,
el resto solo de forma regular o esporádica se anotan en alguna travesía
programada. En mi caso, practico natación de aguas abiertas en ocasiones y los
amigos del grupo nos acompañan con sus embarcaciones.
Fede, un amigo del grupo Canotaje
Aventura, decide visitar un lugar, pero
como él cuenta, para no sentirse “egoísta” quería algún loco para que lo
acompañe. De esa forma lanza la invitación mostrando unas fotos de un río sinuoso, con palmeras que se
elevan a la costa del mismo, el Sol no se dejaba ver y la neblina sobre el agua
hacía un ruido sordo de aventura…
Leo, Seba y Ari contestaron al llamado, en mi
caso viajando desde Reconquista. Leo y Seba viniendo desde Santa Fe y Federico
desde Calchaquí con destino a un punto de reunión. Un puente de aproximadamente
60 mts de longitud donde “los locales” eran algunas golondrinas
de cola corta (Notiochelidon cyanoleuca). Fede me explicó que venían
desde el Sur en esta época del año, estábamos a 29º 40´34´´Sur; 60º 39´57´´Oeste; 40 km al Oeste de la localidad norteña de
Margarita (norte de Santa Fe) distrito La Gallareta, departamento Vera; incluso
pasamos satisfactoriamente por un control de la Guardia Rural Los Pumas, una
escuelita y algunas estancias lo que hizo más entretenido el camino.
Ya en el lugar
cerca de las 17:30 hs del sábado bajamos las embarcaciones y cambiamos de
elemento, ahora nos desplazábamos por agua. Con Fede dando las instrucciones
sobre la distribución de carga y seguridad de las embarcaciones, arrancamos río
arriba, con tiempo para remar una hora con luz por la época del año en la que
estamos. Luego de que el Sol se aproximaba al horizonte, y Fede un poco más
adelantado para elegir el lugar donde poner el campamento base. Algunos
mosquitos e insectos nos recibieron con la misma velocidad con la que se fueron,
antes de que nos diéramos cuenta que no llevamos ningún producto químico o
crema para correrlos…
Ya estábamos
en el corazón de la zona de El Palmar: 4052 has de la Reserva Provincial de Uso
Múltiple Lagunas y Palmares. Conectada con el Arroyo Golondrina (por donde
circulábamos).
Los que
primero llamó mi atención fueron la variedad de aves surcando el cielo
inmediato a nuestras cabezas… Cómo el Biguá (Phalacrocorax brasilianus), carreteando
para despegar sobre el agua, volando a vuelo rasante, demostrando destreza…
También algunas Garzas Blancas (Ardea alba), Gorriones (Passeridae), Palomas (Columbiformes),
Cardelanes (Paroaria coronata), más otras tantas…
Inmediatamente
ubicamos a Venus (el “lucero” como llaman algunos) al oeste y un rato después
del ocultamiento del Sol a Júpiter brillando a menor intensidad… Por otro
cuadrante, 80º de altitud al Sur la Cruz del Sur y el Puntero nos mostraban un
cielo límpido, libre de toda contaminación lumínica, lo que llamaba a los
integrantes fotógrafos del grupo como Seba a retratar la Vía Láctea en su
máxima expresión, como llamándonos a un mundo mágico, una ventana infinita y
nuestra lente esa noche era la bóveda celeste…
A las 19:00 hs
la Luna casi llena (Gibosa menguante, 80% visible) se dejaba ver al Este. Pero
todavía faltaban algunos minutos para el crepúsculo astronómico. El momento que
el Sol no influye sobre los astros que se pueden fotografiar al Oeste. Un plus
que tuvo la noche fueron algunos satélites que corrían de Norte a Sur en el
Cenit y tres estrellas fugaces con radiante en Aquario. No podemos dejar de
ignorar el clima cálido que nos permitió cenar un rico asado cocinado por
Federico, con una entrada de fiambres caseros, un malvec y música folklórica
del grupo los “Kekos” latiguillo que sonó todo el fin de semana, los chicos de
Santa Fe (los que en principio supuse Santiageños arrepentidos por la tonada,
pero después me enteré hablaban varios idiomas), Leo con sus chistes y tonadas
algunas melancólicas, otras más alegres, Seba con la guitarra a coro con la voz,
(parecían que tenían todo un repertorio
de chistes y canciones). Dos tipos joviales, con la energía de adolescentes, uno
un poco pelado y el otro con unos kilos de más, tampoco fue impedimento para
mantener minuto a minuto una sonrisa en los rostros de todos…
En la cena el
anfitrión nos pidió un minuto de silencio, iluminados sólo con la luz del fogón
y la Luna llena pudimos captar al monte vivo, con sus propios sonidos, a los animales
activos, a las aves de fiesta…
Luego vinieron
las fotos. El organizador seguía mostrándonos que sabía lo que hacía, y como
premio pudo tirar un par de riles para mostrarnos que con una ranita en el
anzuelo se puede pescar un moncholo -un pescador no pasa hambre a pesar de la
Luna-.
De a poco nos disponíamos
a dormir. Para sorpresa al tratar de buscar un poco de pasto que acolchonara
más las mantas térmicas y las colchonetas, levanté la carpa sobre una pequeña
ondulación, en un momento sentí que dormía sobre un camello, pero el hecho de
no haber dormido siesta no impidió que conciliara el sueño…
Mañana del
domingo, mi alergia matinal me despierta antes de las 7 hs. Y sonándome la
nariz desperté al campamento -Fede me pregunta la hora- le respondo -todavía no
sale el Sol-. Como buen tipo optimista que siempre ve oportunidades en todo, me
dice -buen momento para fotografiar la salida del Sol- Así que, yo con una café
en la mano y el resto del equipo con la pava en las brasas y preparando los
mates, ya esperábamos al Sol, mientras nos distraíamos un poquito con la Luna
que todavía estaba al Oeste. Y el cinturón de Orión (tres estrellas conocidas como las tres
marías) al Este, algo que Fede buscaba la noche anterior, pero por la época del
año en que estamos se veía al amanecer.
El programa
del día era, quién se animaría al desafío de trepar corriente en contra hacia
la laguna, tenía la oportunidad de explorar ese hermoso paisaje donde habitan
miles de especies… Yo fui el primero que tomó los remos y el kayak para ganar
distancia de Fede. Quién no se demoró en alcanzarme.
El único
animal familiar a mis ojos eran las vacas Braford que cada tanto se veían… Unos
kilómetros río arriba nos encontramos con un Águila Negra (Buteogallus
urubitinga), parada imponente sobre un montículo de arbustos, mirándonos pasar
sin inmutarse, Fede aprovechó para
fotografiarlo. Ya dejándola atrás por unos metros, todavía pensando –De qué ave rapaz se trataba- el Águila vuelve
a volar hasta detenerse delante nuestro en una palmera, por las dudas de que no
lo hayamos visto en la primera pasada… Aún más grande nuestra cara de sorpresa.
Comentario de por medio, en broma –No estará pensando en atacar- y Fede –Estará protegiendo algún nido-, para luego ir
volando hacia otro sentido con unos tremendos chillidos… (Y mi cara de
tranquilidad, en un momento donde estaba agarrándole la mano al kayaks, no
venir semejante avechucho a probar algo.
La remada fue
dura para mí, por momentos donde las palmeras dejaban ver un claro el viento
azotaba, y yo usando una maniobra de persecución (usada en el triatlón cuando se
lo permite) el drafting ahorré carga hidrodinámica para igualar mi modelo de
kayak al de Fede (quién me esperaba lo que podía).
Así llegué a
la boca de la Laguna El Palmar luego de dos horas de remada. Vimos varias aves,
igual que en el recorrido como Bandurrias (Theristicus caudatus), Jote Cabeza Negra
(coragyps atratus), Garza Mora (Ardea cocoi), Tuyango (Ciconia maguari), Sirirí
(Dendrocygna viduata), Chaja (Chauna torquata), Teros Reales (Himantopus
melanurus), Loritas Verdes o Cotorras (Myiopsitta monachus) e infinidad de
pájaros más…
Algunas me
llamaron más la atención, como las aves pico de espátula bastante pequeño (Platalea
ajaja), a lo lejos el premio mayor, unos Flamencos Australes (Phoenicopterus
chilensis). Solo que teníamos cerca de 500 metros de distancia y no era
factible remar hasta allí. Así que la idea mutua inmediata fue caminar, en el
barro, viendo la pisadas de otros animales, entre esas las de zorros de monte
en este caso (Cerdocyon thous) ya que pasamos alguno en el camino, tal vez,
algún tatú, y las únicas de seres humanos que vimos fueron las nuestras a la
vuelta.
El hecho de
ver algunas plumas rosadas en el piso me dio más alegría por esas aves que solo
las conocía por fotos. Como cuenta Fede, la mejor forma es avanzar de a poco,
agazapados, con paciencia, y
fotografiando todo lo posible. Algunas otras especies de las que se rodean
estos Flamencos, notamos que avisan la presencia de nosotros. El viento
dificultaba sacar fotos a la distancia. Fede estaba seguro que iba a conseguir
su premio, y yo un testigo privilegiado, a casi 30 metros, estimo ahora,
logramos fotografiarlas levantando vuelo, los colores se hicieron más vívidos y
más fascinante a nuestros ojos. Se había conseguido el premio de remar hasta
ese lugar. Solo pensé en mirar a mi co-equiper y asumir que él sabía lo que
buscaba, lo que nos esperaba en la cabecera del arroyo, pero no lo anticipaba,
por no “vender” algo que tal vez no se podía dar… Lo noté más relajado y como
una cazador que logró su trofeo –emoción- hasta que preguntó la hora (11:15hs)
y dijo… En 45 minutos tenemos que estar en el campamento!
Yo no lo podía
creer, dos horas remando y ahora volver a hacerlo, la misma distancia en un
lapso de tiempo mucho más corto…
Ahora le
tocaba el momento de creatividad a él, como buen guía capacitado sacó una banda
elástica con dos mosquetones (enganche de soga o arnés). Tiró unos km de mi
bote así, enganchados, mientras yo remaba, el sistema es similar a hacer
drafting, pero con la diferencia que si se sale uno del cono de corte de agua,
entra en la turbulencia del bote que va de guía, entonces se necesita práctica
y fuerza por momentos para mantenerlos en línea sin zigzaguear… La maniobra
sirve más para igualar velocidades que para descansar… Por un buen rato sirvió la maniobra, luego
seguimos separados tranquilos. Mirando Tortugas Acuáticas (Hidromedusa Tectifera)
tomando Sol a la costa del Arroyo…
Ya en el
campamento nuestro conjunto musical (los kekos de Santa Fe), ya tenían medio
campamento armado y su kayak en plena limpieza. Nuestra comida ya estaba lista
gracias a ellos. Comimos asado, más unos pescados a la parrilla y armamos
nuestro equipo para volver. Limpiamos el campamento, revisamos todo, Fede
seguía dando instrucciones sobre cómo ordenar nuestro equipo en los kayaks
(para mantener centro de gravedad bajo en los botes, etc)… Emprendimos la
retirada…
Río abajo, ya
más ducho en la remada, alcanzo a ver una veintena de crías de yacaré bajando
de a una al río en la marguen derecha. Miro hacia atrás y señalo a Fede el
hallazgo. Sorprendentemente se dejaron fotografiar, el agua es su elemento, las
crías de yacaré (Tal vez de yacaré overo o ñato) no sentían miedo de la visita…
Está claro que la naturaleza puede convivir con nosotros, podremos nosotros convivir
con ellos algún día?
Faltando un kilómetro, a mi derecha escucho un
ensordecedor aleteo de un gran ave!!! Fede también se sorprendió porque fue
casi sobre su cabeza, era un Águila Colorada (Busarellus Nigricollis), como si
no fuera poco, la naturaleza nos llevó por delante de nuevo, su capacidad
furtiva le permitió escapar a las cámaras… Extraordinario ejemplar!!! En mi
vida ví un Águila, y ese domingo, fueron dos… En honor a su capacidad de
camuflarse no vamos a publicar fotos, porque cualquier imagen no sería ese
mismo rapaz, por eso la única imagen que guardo va a ser en mi memoria y la de
mi colega…
Llegando a la
terminal de Margarita me doy cuenta que estamos sobre la hora, no hubo tiempo
para bañarme! Y el último rato de acampe estuve destripando un moncholo
incluso, así que solo pude usar un poco de detergente y jabón. Por la cara de la señora que vendía los
pasajes parece que la impresioné! No de la forma que todos piensan… Sino ese
tipo de impresión que da un vago que duerme en la calle… Con una lavada de cara
más y mucho desodorante subí al colectivo… Mi asiento estaba justo pegado al de
una linda joven, pero me negué a esa hermosa casualidad por miedo a que “olfateara
naturaleza” en mí… Con el asiento de atrás estaba bien, total… El aire del
colectivo estaba prendido…
Ya en casa
(19:30 hs del domingo), con el espíritu inflado, con haber hecho la mitad de lo
planeado, pero convencido de que la decisión de acudir a la invitación abierta
que realizó Federico Nagel (Fede), un integrante más del grupo de Canotaje
Aventura, fue la correcta.
Agradecido
infinitamente con este personaje que califico como ADVENTURE GUIDE título
internacional de su proeza, capacitación y conocimiento sobre nuestra
región!!!
GRACIAS a nuestro Guía de Aventura, Federico Nagel!!! Crédito de la imagen: Ezequiel Aquino. Creo que es una de las mejores forma de retratarlo...
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