Comienzo
con un breve introducción de lo que fue la cena de camaradería el sábado 9 de
febrero en el Reconquista Tenis Club, con la presencia de buena parte de los
atletas. La mejor forma de distenderse antes de una competencia, interesante propuesta
de los organizadores.
Que
esto no sólo sea un evento de competencia, sino además un evento de
cordialidad, amistad y respeto. Por supuesto que la cena estuvo acompañada de
momentos de risas, como también de una mala noticia al enterarnos de la muerte
de un hermano deportista del aire, Arnaldo de 34 años que cayó con su parapente
río abajo del lugar donde al siguiente día se llevó a cabo la competencia.
En
mi caso me pregunto: son completas las medidas de seguridad de una persona que
sobrevuela el río. Podrá cortar las amarras que lo sostienen? Podrá flotar si
cae al agua? Es necesario saber nadar? Sabrá llevar adelante maniobras como
nado sub-acuático? Deberíamos hacernos estas preguntas y nunca bajo ninguna
circunstancias dejar de hacerlas. Ignorar una tragedia pensando que es causa
del destino o “mala leche”, es el peor error en el que podemos caer… Sobre todo
cuando se trata de un deporte tan lindo como es el parapente.
El
domingo se llevó adelante el tan esperado Sprint del Triatlón. El lugar elegido
en este caso fue el Parador de Nos, un poco más de 200 mts, río abajo de donde
fuera la anterior salida el año pasado (Club Náutico). Este cambio de marco
generó una nueva configuración para los participantes, otras emociones, otros
desafíos, otros recursos en la orientación, otros matices y condimentos.
Cada
nueva experiencia genera adquirir nuevos conocimientos sobre el terreno. El
recorrido de la primera etapa sumaba más o menos 1200 mts. En el agua hubo
buena cantidad de participantes. Mujeres y hombres de varias provincias
(Corrientes, Chaco, Córdoba, Santa Fe, etc…) dispuestos a “cortar” las aguas
del Río San Jerónimo como se denomina enfrente del Puerto de Reconquista. Desde
la isla del medio tenemos unos 400 mts de ancho (casi en la unión de los dos
brazos del río).
En
esta oportunidad, mi segunda competencia de “aguas abiertas”, me tomé el atrevimiento
de hacer la parábola más abierta de lo conveniente, desperdiciando los pocos
segundos que hubiera ganado cortando de forma perpendicular el canal principal
para acercarme a la costa más rápido. De esa forma tendría más tiempo corriente
a favor a mis “seis en punto” o por detrás. No como me pasó en realidad, ya que
al abrirme más, apuntando de forma recta a la salida del “Parador”, tuve mayor
tiempo corriente cruzada. Esto hizo que
tuviera que tirar con desesperación y frenesí toda la potencia que no sabía que
tenía en los últimos 150 mts, solo con la esperanza de no pasarme de largo y
terminar saliendo en el circuito de pedestrismo, 5 km río abajo.
Me
sentí como si fuera la primera vez que me tiraba al río a nadar… Por suerte y
para mi triste vanidad hubo competidores que se pasaron un poco… Lo que se
puede interpretar como una mala estrategia, falta de orientación y en algunos
casos error de cálculo… Eso también hace al triatlón, y se ve en todos los
deportes. Saber que las decisiones que uno toma, pueden resultar en malos efectos
que nos van a traer inocentes consecuencias ya que todo el tiempo estuvimos
acompañados por nuestros hermanos de canotaje (que son nuestro salvavidas a
cuesta) y las lanchas de particulares (con guardavidas arriba), más las de
Prefectura. Esta experiencia que tuve con una duración de más de 13 minutos me
terminó sorprendiendo y divirtiendo bastante (además de arrancarme algunos
gramos de energía y sudor).
La
alimentación de un atleta, tiene que ser saludable y algo que no debemos
descuidar sobre todo es la cantidad de agua que consumimos… Entre los
participantes tuvimos algunos con recaída por deshidratación, caída de los
niveles de azúcar, etc… Podemos responsabilizar a una Sensación Térmica
superior a los 35 ºC, pero estas son las condiciones en las que corremos en
verano. De todas formas una buena parte de los atletas, entre guardavidas y
otros particulares presentes disponían de conocimientos en primeros auxilios,
salvataje y RCP (cuando salimos al río nos cuidamos entre todos)… En caso de
ser necesario eso aporta de forma inmediata una mano al colega en problemas. No
fue necesario ya que actuaron directamente las ambulancias retirando a los
deportistas que sufrieron alguna descompensación hasta un centro de salud para
ser monitoreados mientras éstos se recuperaban (con una historia para contar
cuando llegaran a sus hogares: _Como fui perseguido por un tiburón y me
deshidraté. _Me cayó mal el desayuno de calamares que comí antes de salir. _No
usé protector solar a las 8:30 hs de la mañana. etc…)
Todos
tenemos lo que yo llamo nuestros “límites parciales”, y estamos haciendo esto
para descubrirlos!
En
la etapa de ciclismo y posta (mi causa, mi junta, mi co-equiper, mi team) me
esperaba preguntándose si me había pasado de largo. O mejor dicho, qué me había
pasado que no salía del agua… Ya con el número en la mano que yo le dí, corrió
para subirse a la bicicleta y salir pedaleando.
Anécdota
contada por él. Laky: “Venía tara tara tara tara pedaleando un rato más fuerte,
aflojaba un poco, más fuerte, aflojaba un poco, tara tara tarara…. Pasando
mucha gente (en realidad recuperando lugares que el “Ari” perdió). Cuando de repente
me pasó alguien volando… What… Qué pasó acá… Miro mi bici, que pasa, no saque
la velocidad crucero… Donde está el error!!! Y descubro que venía en un piñon más
chiquito… Lo cambio y lo paso a los pocos metros para venir delante de ese
ciclista hasta el final…” Lo contó con una gran sonrisa de satisfacción…
El
corredor verde por donde circulan los ciclistas es una ruta de asfalto muy
linda, abrazada por árboles en las dos manos. Con algunos puentes donde se ven
espejos de agua a sus lados, pájaros de todas las especies, arañas que arman
grandes telarañas en algunos sectores, dan un marco especial, como si la
civilización se mantuviera alejada de ese lugar.
En
la tercera etapa nuestro pedestrista toma la posta corriendo a toda marcha que es
algo que sabe hacer muy bien. Cuando vi a Cristian no podía decir mucho, estaba
exhausto como todo tipo que puso toda la “carne al asador” y no se guarda nada.
Porque corre por su propio orgullo. Los pedestristas muchas veces corren solos
y la motivación nace de su propia conciencia, esa voz que nos acompaña y nos
dicta en nuestra propia cabeza. Luego de un respiro y una botella de agua nos
pudo contar que el terreno era firme. Suficiente para saber que corrió
sintiéndose cómodo (si no hubiéramos tenidos lluvias el último mes, tal vez
hubiera parecido más un Dakar que un triatlón, ya que es una zona de mucha
arena). El río también se vio favorecido…
Para
sintetizar un poco el marco de la competencia, hubo buen acompañamiento de
público muy familiar, el lugar con sombra, el pasto cortadito, arena en la
costa, los kinesiólogos, las promotoras simpáticas (daban una mano con las
medallas, la fruta y las bebidas para los atletas), los organizadores que son
atletas a la vez y aportan de su propios bolsillos, algún apoyo extra
institucional, hacen de este triatlón un poco más que un evento amateur. El
evento del verano, nuestro Triatlón del Nordeste. Diseñado, planificado,
charlado por y entre todos los participantes para que salga de la mejor forma
posible.
Cuando
veo un evento con mucha voluntad como éste, que prospera, tengo la loca o
atrevida idea de pensar que hay muchas otras cosas que se pueden hacer de igual
manera…
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